Se denomina coloboma a una malformación congénita del ojo caracterizada por una hendidura o defecto en alguna de sus estructuras, como puede ser el iris, la retina, la coroides o el nervio óptico.
El tipo de coloboma más reconocible es el de iris, pues se manifiesta como una hendidura visible, generalmente con forma de reloj de arena o de lágrima, que puede alterar la apariencia estética del ojo, aunque sin afectar demasiado la visión. En cambio, los colobomas que involucran la retina o el nervio óptico suelen tener consecuencias más serias, como pérdida de agudeza visual, sensibilidad a la luz o problemas de percepción del campo visual.
El diagnóstico suele realizarse desde el nacimiento mediante exploración ocular, aunque en algunos casos leves puede pasar desapercibido hasta etapas posteriores. Y, aunque no existe un tratamiento curativo, pueden utilizarse lentes especiales, filtros o incluso intervenciones quirúrgicas para mejorar la funcionalidad visual y el aspecto estético.