Los ojos no dejan de generar actividad durante el sueño, pero sí que es importante ese estado de vigilia para que los músculos oculares descansen debidamente. Al dormir bien se estará evitando la aparición de bolsas, ojeras y enrojecimiento de ojos en gran medida. Además, el sueño es necesario para que la cavidad ocular descanse debidamente.
Como cualquier otro sistema del cuerpo, el ojo se beneficia muy positivamente de las horas de descanso nocturno. Son varias las partes del ojo las que necesitan esa vigilia para seguir funcionando activamente y desempeñando sus funciones de la forma más óptima posible.
Durante la noche, cada parte del ojo funciona de una forma bien distinta. Además, algunas actúan como mecanismo de protección y otras, sin embargo, nunca dejan de trabajar, pese a que el sistema de visión esté descansando.
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Las estructuras del ojo durante el sueño
Vamos a analizar más detenidamente cómo se benefician del descanso nocturno las diferentes estructuras del ojo.
La zona superficial de los ojos
Sin duda alguna, la superficie ocular, formada por la conjuntiva y la córnea, es la que más se beneficia de esas horas de descanso nocturno. Esta zona superficial está bañada por la película lagrimal y ésta tiende a evaporarse. De ahí la necesidad del parpadeo constante que ayuda a restablecer esta película de lágrima sobre la superficie del ojo. Además, la fatiga ocular suele desencadenarse por el ojo seco.
El párpado protege a la superficie ocular de determinadas condiciones externas. Durante la noche, los párpados son capaces de mantener los ojos debidamente lubricados, ya que estarán cerrados, evitando que las lágrimas se evaporen. Dado que, en mayor o menor medida, todos sufrimos de cierta sequedad ocular durante el día, la superficie ocular se ve alterada.
Algunas células se pierden y otras se dañan, por lo que estas horas en las que los párpados permanecen cerrados y la película lagrimal permanece intacta son idóneas para reparar este tejido.
Obviamente el problema viene cuando se padece lagoftalmos nocturno, es decir, personas que duermen con los ojos abiertos o semiabiertos. En estos casos, el párpado no puede cumplir su función de protector, ocasionando una sequedad ocular aún mayor.
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Músculos oculares
Los ojos requieren de una musculatura para cumplir sus funciones. Concretamente, el ojo cuenta con 6 músculos que permiten su movimiento en distintas direcciones para poder desviar la mirada hacia donde nos interesa. 2 músculos más para el iris que se encargan de la contracción y dilatación de la pupila (miosis y midriasis pupilar).
Por último, los músculos ciliares se encargan de la acomodación o enfoque modificando la curvatura del cristalino.
Se trata de un total de 9 músculos oculares funcionando activamente durante todo el día. Una actividad involuntaria en la mayoría de ocasiones y de la que no somos conscientes. Por ejemplo, el músculo ciliar, encargado de la acomodación del cristalino, está trabajando constantemente para permitir ver correctamente a todas las distancias. Obviamente, si los ojos están cerrados no tendrán que enfocar ninguna imagen, por lo que el musculo dedicado a la acomodación descansará debidamente.
«La musculatura del ojo está constantemente activa y requiere del descanso nocturno.»
En el caso de las personas que padecen estrabismo latente, la musculatura encargada del movimiento del ojo está haciendo un esfuerzo extra y constante para compensar esta desviación.
De no ser así, se apreciaría el estrabismo o desviación ocular. Las horas de sueño suponen, también, un descanso para esta musculatura que se relaja y deja que los ojos adquiera su posición natural (aunque eso suponga una desviación).
En general, durante el sueño, los 6 músculos encargados del movimiento del ojo descansan. Salvo durante la fase de sueño profundo conocida como REM (del inglés Rapid Eye Movement) que se caracteriza por un rápido movimiento de los ojos pero que tan sólo supone un pequeño porcentaje del tiempo de descanso.
Fondo del ojo: la retina
Por último, es importante hablar de la retina. Esta fina capa ubicada en el fondo del ojo es la encargada de enviar toda la información visual al cerebro. Es fácil llegar a la conclusión de que esta estructura del ojo descansa cuando cerramos los párpados.
Pues no es así. Los fotorreceptores de la retina (células sensibles a la luz) siguen en funcionamiento incluso cuando no reciben información.
Esto es así porque la retina no muestra signos de fatiga aunque esté trabajando constantemente.
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