Como es bien sabido desde hace mucho tiempo, el ojo y el sistema nervioso central se encuentran en estrecha relación, y de hecho, la visión como tal no se produce en el propio ojo, el cual solo actúa como receptor, sino en la región occipital del cerebro. Debido a la mayor accesibilidad del sistema ocular para ser estudiado, el examen del fondo de ojo constituye una herramienta básica a la hora de evaluar una patología cerebral.
Un novedoso estudio publicado por la Universidad de Duke (EEUU) y liderado por el científico I.Shalev, lleva esta idea más allá, sugiriendo que el estado de los vasos sanguíneos en el fondo de ojo (muy similares a los vasos cerebrales), podría ser determinante a la hora de evaluar la salud cerebral en términos de déficits cognitivos, incluso años antes de que éstos se manifiesten. Cuando se habla de procesos cognitivos, se hace referencia al conocimiento y cómo las personas usan dicho conocimiento (aprender, comprender, memorizar…), y por tanto su déficit desemboca en patologías como la demencia o la enfermedad de Alzheimer.
Los resultados del estudio desvelaron que el mayor diámetro de las vénulas retinianas se asociaba a un coeficiente de intelectual menor, así como con mayores dificultades para realizar otros tests relacionados con la cognición, tanto en el momento del estudio como durante la infancia de los participantes, después de haber descartado otros posibles factores que pudiesen interferir con dicha relación. Teniendo en cuenta que en estudios anteriores se ha observado una asociación entre la capacidad cognitiva del individuo y su salud cerebral e incluso longevidad, los resultados obtenidos por Shalev et al. podrían constituir la base del diagnóstico precoz de ciertas patologías que debido al aumento de la esperanza de vida entre otras cosas, son cada vez más frecuentes en nuestra sociedad.
La relación causal exacta entre el estado de los vasos retinianos y posibles déficits cognitivos está aún por determinar, aunque se baraja la idea de que esté relacionado con el suministro de oxígeno al cerebro, por lo que si en posteriores investigaciones se logra comprender mejor dicha relación, podrían desarrollarse ciertos tratamientos basados en el aporte de oxígeno para prevenir ciertas patologías asociadas a la edad. Hasta ese momento, lo que sí podemos afirmar es la íntima conexión entre la oftalmología y la neurología, incluso más allá de lo que se creía anteriormente, convirtiendo al oftalmólogo en una pieza clave para el diagnóstico precoz, no solo de la patología visual, sino también de la cerebral.