El nervio óptico es una estructura esencial del sistema ocular, pues actúa como conducto principal de transmisión de información visual desde la retina hasta el cerebro.
Este nervio está compuesto por un millón de fibras nerviosas que nacen en la parte posterior del globo ocular. Estas perciben los impulsos nerviosos captados por la retina y las traducen en imágenes visuales que se reproducen en el cerebro.
El buen funcionamiento del nervio óptico es fundamental para la percepción de la luz, los colores y las formas, lo que garantiza una buena visión. Una lesión del nervio óptico, como puede producirse en el caso de padecer glaucoma, puede resultar en una disminución significativa de la visión o incluso ceguera irreversible. Por eso, es muy importante mantener un seguimiento de la salud del nervio óptico para prevenir aquellas afecciones que pueden dañar la calidad de la visión.