La tarsorrafia es un procedimiento quirúrgico que consiste en suturar parcial o totalmente los bordes de los párpados superior e inferior, con el objetivo de reducir la apertura de la fisura palpebral.
Esta técnica se utiliza para proteger la superficie ocular, especialmente la córnea y la conjuntiva, en situaciones donde el párpado no puede cerrarse adecuadamente (lagoftalmos) o cuando existe un riesgo elevado de exposición ocular, como en casos de parálisis facial, proptosis, retracciones palpebrales, quemaduras o alteraciones graves de la superficie ocular.
La intervención se realiza habitualmente con anestesia local y de forma ambulatoria. El cirujano determina si la tarsorrafia será parcial (dejando una pequeña apertura para mantener la visión) o completa, así como si será temporal o permanente, en función de la causa clínica. En los casos temporales, las suturas se retiran cuando se resuelve el problema que motivó la intervención.
Aunque es un procedimiento relativamente sencillo, requiere de un adecuado cuidado postoperatorio y de un seguimiento oftalmológico estrecho para asegurar una buena recuperación, preservar la salud corneal y minimizar posibles complicaciones visuales.


