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Estudios oftalmologicos

La ceguera congénita y el umbral de dolor

By abril 14, 2014mayo 8th, 2020Sin comentarios

Umbral de dolorEl dolor físico es una experiencia sensorial producida por estímulos lesivos que se percibe como algo que lastima. Estos estímulos pueden ser mecánicos, térmicos y químicos, y son percibidos por unos receptores nociceptivos que corresponden a terminaciones nerviosas libres.

El umbral del dolor es el estímulo mínimo necesario para producir dolor en un sujeto, y presenta una gran variabilidad interindividual e incluso dentro del mismo individuo en diferentes situaciones. Cuando este umbral está disminuido, percibimos el dolor de forma exagerada (hiperalgesia), mientras que cuando está aumentado nuestra percepción del dolor es menor (hipoalgesia).

Es importante tener en cuenta el sentido del dolor, pues aunque resulte incómodo, es necesario para nuestra subsistencia. Cuando algo es nocivo para nosotros, percibimos dolor, lo cual nos lleva a abandonar una determinada conducta o pedir ayuda, y por tanto a evitar dicho estímulo. Por ello, constituye un importante sistema de protección evolutivo que nos hace conscientes de aquello que resulta perjudicial para nuestro organismo. Aquellas patologías que producen dolor nos hacen acudir rápidamente al médico pudiendo ser tratadas, mientras que otras no dolorosas como el cáncer (o al menos de entrada) retrasan el diagnóstico. De hecho hay personas que son incapaces de experimentar el dolor (analgesias congénitas) y suelen presentar lesiones graves con relativa frecuencia pues no son conscientes del daño en su organismo hasta que no lo ven.

Hay que tener en cuenta que no solo evitamos el peligro mediante el dolor, sino también mediante la visión, que nos permite identificar y evitar riesgos potenciales. Por ello, tiene sentido pensar en que ambos sistemas puedan estar relacionados entre sí de algún modo.

En un estudio realizado por un grupo de científicos internacionales, se estudió dicha relación realizando comparaciones entre sujetos con una visión normal y otros con ceguera congénita en lo referente al dolor térmico (frío-calor). Al grupo de participantes invidentes se les explicó detalladamente el procedimiento del estudio y se les permitió tocar el material que iba a ser empleado para reducir su ansiedad, y a su vez al grupo de participantes con visión normal, se le cubrieron los ojos para que la ansiedad de no ver lo que está pasando pudiese generar no favoreciese a un grupo sobre otro.

Los resultados determinaron que aquellos con ceguera congénita presentaban un umbral de dolor significativamente inferior a aquellos no invidentes, es decir, presentaban hipersensibilidad hacia el dolor térmico. Estos resultados recalcan la increíble adaptación del cuerpo humano ante las diferentes circunstancias, pues sugiere que al carecer de un medio de protección (la visión), los sujetos con ceguera congénita presentan el otro sistema de protección frente a agresiones externas más desarrollado, como medio de compensación. El siguiente reto una vez realizada esta asociación es averiguar cuál es la base neuronal de dicha relación que permite una interacción tan íntima, dejando la puerta abierta a futuras investigaciones.

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