Ver la televisión a oscuras es un hábito bastante extendido pero, ¿sabemos el perjuicio que esto puede ocasionar a nuestros ojos?
El ojo, al igual que una cámara fotográfica, se adapta a la cantidad de luz que hay en el entorno, dilatándose la pupila cuando hay poca luz y contrayéndose cuando hay mucha para evitar que entre en exceso y pueda dañar la retina.
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¿Cómo se adapta el ojo a la cantidad de luz?
Esto se consigue gracias a la participación de dos músculos principalmente; el músculo dilatador de la pupila y el músculo esfínter de la pupila, ambos situados en el iris (porción coloreada del ojo). El primero de ellos, está formado por fibras radiales, con lo que al contraerse “abre” la pupila, es decir, produce midriasis (dilatación pupilar).
Por el contrario, el músculo esfínter de la pupila, está formado por fibras circulares que rodean el orificio pupilar, por lo que al contraerse este músculo, la pupila se “cierra”, es decir, produce miosis (contracción pupilar), restringiendo la cantidad de luz que entra en el ojo.
Esta capacidad de la pupila para contraerse o dilatarse dependiendo de la luz que haya en el ambiente es lo que constituye el denominado reflejo fotomotor. El mecanismo básico de este reflejo es el siguiente: la luz entra en el ojo y estimula ciertos fotorreceptores en la retina, que envían información al cerebro a través del nervio óptico.
La información lumínica, es llevada a diversas áreas cerebrales encargadas de diferentes funciones, entre ellas la denominada “área o región pretectal”, también conocida como “área de Ransow” encargada del reflejo fotomotor.
Tras realizar un par de “paradas” más en otros núcleos cerebrales, la información es llevada de vuelta al ojo a los músculos previamente comentados para que éstos se contraigan o relajen en función de la luz ambiental. Si no hay ninguna patología, esto sucederá por igual en ambos ojos, es decir, ambas pupilas se dilatarán o contraerán a la vez, pues el reflejo ha de ser consensuado.
¿Qué ocurre cuando vemos la TV a oscuras?
Al ver la televisión en un ambiente oscuro, nuestras pupilas se dilatan pues la mayor parte de nuestro campo de visión carece de luz, y aunque estemos enfocando con la vista al televisor (que sí emite luz), es la globalidad del campo lo que regula la adaptación del ojo.
De este modo, más luz de la que debería proveniente de la televisión puede acceder a nuestra retina empeorando la calidad de la imagen y aumentando la fatiga visual. Por ello, se recomienda que siempre haya una luz de fondo, aunque sea tenue.