La miopía es una de las patologías más comunes del ojo y que afecta a todas las generaciones. De hecho, existe una gran incidencia de miopía en niños.
Se trata de un defecto refractivo caracterizado por una visión lejana borrosa o distorsionada debido a que los rayos de luz inciden por delante de la retina en vez de sobre esta por una elongación de la longitud axial del ojo.
La miopía puede desarrollarse en los niños debido a múltiples razones, ya sea de forma congénita, por un factor genético, malos hábitos e incluso debido al propio crecimiento.
Si quieres conocer más acerca de la miopía en niños, sus síntomas, tratamiento y control, ¡sigue leyendo el artículo!
En este vídeo el Dr. Alonso, oftalmólogo de la Clínica Rahhal, nos explica en qué consiste el control de miopía en niños y resuelve las preguntas más frecuentes al respecto.
Síntomas de la miopía en la infancia
Es importante identificar y frenar los síntomas en la infancia de forma temprana, pues puede llegar a afectar a los niños en su rendimiento escolar.
Para ello, también es fundamental acudir a revisiones oftalmológicas periódicamente para evaluar el desarrollo visual del niño. Especialmente si los padres padecen o han padecido miopía, que entonces debería realizarse la primera consulta del niño a los 6 años como máximo.
Estos son los síntomas más comunes de la miopía en la infancia:
- Vista lejana borrosa: El síntoma principal de la miopía es la visión borrosa de los objetos lejanos.
- Visión de moscas volantes: En algunos casos también se perciben ciertos puntos negros flotantes en el campo visual que se desplazan junto al movimiento del ojo.
- Cansancio visual: Es posible que el niño miope sienta fatiga ocular después de realizar algún tipo de actividad para la que se requiere el uso detallado de la vista.
- Picor o escozor de ojos: Forzar la vista para enfocar también puede provocar que al niño le piquen o escuezan los ojos.
- Parpadeo frecuente: Los niños con miopía suelen necesitar parpadear con mucha más frecuencia que el resto de los niños.
- Dolores de cabeza: Igual que sucede con el cansancio visual, si el niño fuerza la vista constantemente para enfocar es posible que le provoque también dolores de cabeza.
Cómo detectar la miopía en niños
Cuando los adultos padecen de miopía resulta más sencillo detectar si tienen problemas visuales de lejos, pero en el caso de los niños en ocasiones no saben percibir por ellos mismos esta mala visión. Pues, si desarrollan la miopía en edad temprana y siempre han visto así, se piensan que es normal.
Por eso, es importante que los padres o adultos de su entorno conozcan los posibles indicios y estén atentos ante cualquier señal de miopía, ya que la detección precoz es fundamental para la salud ocular futura del niño.
A continuación te dejamos algunas señales que pueden ayudar a detectar la miopía en niños:
- Quejas de no ver bien objetos lejanos: Por ejemplo, es muy común detectar la miopía en los niños porque se quejan de no ver bien la pizarra del colegio desde lejos.
- Problemas de comprensión lectora: Si notas que el niño tiene dificultad para comprender un texto, en ocasiones puede deberse a una mala visión por miopía.
- Esfuerzos por enfocar: Los niños con miopía encuentran tácticas que les ayudan a ver más nítido como, por ejemplo, entrecerrar los ojos o tirar la cabeza hacia delante.
- Acercamiento a los objetos: Si el niño lee con el libro muy cerca de sus ojos o se acerca mucho a la televisión es un indicio muy probable de miopía.
- Frotado constante: Es muy común que los niños con miopía se froten o rasquen frecuentemente los ojos.
- No reconoce personas de lejos: A los niños miopes les cuesta reconocer a sus padres o personas conocidas de lejos como, por ejemplo, cuando le van a recoger del colegio o está jugando en el parque.
Tipos de miopía infantil
Se puede distinguir entre distintos tipos de miopía infantil en función de la causa de su desarrollo y la magnitud que puede alcanzar.
Estos son los principales tipos de miopía en niños:
Miopía congénita
Este tipo de miopía la padece el niño desde el momento de su nacimiento y puede desarrollarse debido a varios motivos como factores genéticos, un nacimiento prematuro, alteraciones durante el desarrollo embrionario o alguna enfermedad de la madre durante el embarazo.
Normalmente, se caracteriza por tener un nivel elevado de dioptrías en la infancia, pero no suele seguir aumentando mucho más durante la madurez.
Miopía simple o axial
La miopía simple es la más frecuente en los niños, especialmente durante la etapa escolar entre los 8 y 18 años. Surge debido a que la longitud axial del ojo es más grande de lo normal y se enfoca la imagen por delante de la retina.
Generalmente, suele venir conducida por factores funcionales y ambientales como la baja iluminación, mucho tiempo mirando pantallas e insuficiente al aire libre o leer a corta distancia sin descansos.
Suelen caracterizarse por valores inferiores a 6 dioptrías y no tiende a provocar mucha patología ocular. No obstante, la miopía continúa aumentando progresivamente durante el crecimiento del niño y, aunque tiende a estabilizarse alrededor de los 20 años, es recomendable controlar el avance para que no se desarrolle una miopía magna.
Miopía magna o degenerativa
La miopía magna, también conocida como alta miopía y miopía degenerativa, es el tipo de miopía más severo.
Esta miopía se produce por una elongación excesiva del globo ocular y aumenta el riesgo de padecer anomalías en el fondo del ojo, como el desprendimiento de retina o de vítreo. Es por eso que se conoce también como miopía patológica y es considerada una enfermedad ocular.
Los niños con miopía magna suelen tener 6 o más dioptrías que se van agravando a lo largo de los años pudiendo alcanzar graduaciones muy elevadas, incluso por encima de las 20 dioptrías. Es importante que el oftalmólogo controle la miopía magna, pues en fases avanzadas puede producir daños irreversibles en el ojo y posibles pérdidas de visión.
Miopía acomodativa
La miopía acomodativa, también conocida como falsa miopía, no es propiamente un tipo de miopía, sino un defecto refractivo transitorio. Se tiende a confundir porque los síntomas son muy similares a los de la miopía y no se detecta la diferencia hasta que el oftalmólogo aplica un colirio en consulta.
Realmente se trata de una especie de espasmo muscular debido a que el niño tiende a acomodar en exceso cuando el ojo enfoca en visión lejana, y esto le produce visión borrosa. Como, por ejemplo, al acercarse mucho los objetos como libros o pantallas, o debido a la baja luminosidad ambiental.
Tratamiento de la miopía para niños
Una vez ya se han detectado síntomas o señales de que el niño puede padecer miopía, lo primero que hay que hacer es acudir a la consulta de oftalmología pediátrica.
El oftalmólogo estudiará con detalle el estado ocular del niño y le recomendará el tratamiento para su caso. Generalmente, durante la infancia únicamente se suele tratar la miopía con el uso de gafas o lentes de contacto graduadas, pues no es hasta la edad adulta cuando se recurre a la operación de miopía.
Además, desde el momento en el que el oftalmólogo diagnostique la miopía del niño y comience el tratamiento, será necesario acudir a revisiones en consulta periódicamente como mínimo una vez al año para controlar la progresión de la miopía.
A continuación explicamos los dos métodos de tratamiento de miopía en niños:
Uso de gafas
Generalmente, el primer tratamiento que se recomienda para la miopía en los niños es el uso de gafas.
Puede tratarse de un uso a tiempo completo o que únicamente las necesite el niño para ver de lejos. En todo caso, será el oftalmólogo quien dé las indicaciones en función de cada caso concreto.
Además, es importante escoger un modelo de gafas que se acople lo mejor posible al día a día del niño. Por ejemplo, si practica algún tipo de deporte será recomendable que lleve correa por si se caen o escoger un tipo de gafas más cómodas o deportivas.
Uso de lentes de contacto
Las lentes de contacto se utilizan para tratar la miopía en niños con un grado mínimo de madurez, pues se debe cuidar su higiene a diario para evitar posibles infecciones oculares.
Además, los ojos del niño deberán también tolerar bien las gotas de colirio. Así pues, en caso de que el niño sienta dolor o enrojecimiento durante el uso de lentes de contacto, deberá acudir a la consulta del oftalmólogo.
Generalmente, resultan mucho más cómodas y útiles que las gafas, especialmente a la hora de practicar deportes. No obstante, aunque el niño use lentes de contacto la mayor parte del tiempo, deberá tener por si acaso gafas de repuesto.
Cómo frenar la miopía en niños
Aunque el niño ya se encuentre en tratamiento, existen también otros métodos terapéuticos que pueden frenar la miopía en los niños. Esto se debe a que la infancia es la etapa en la que más cambios sufre el globo ocular y, por tanto, es el momento idóneo para poder actuar.
El objetivo principal del control de la miopía es reducir al máximo posible el número de dioptrías y la elongación ocular para evitar que desencadene en otras patologías oculares más graves. Por tanto, no se trata de prevenir o hacer desaparecer la miopía, ni de retirar el uso de gafas o lentes de contacto, pues para eso se puede recurrir a la cirugía refractiva en la edad adulta.
Estos son los métodos terapéuticos principales para frenar la miopía en niños:
Lentillas de desenfoque periférico
Consiste en unas lentillas nuevas que consiguen ralentizar la progresión de la miopía del niño y que tenga menos dioptrías de las que estaría destinado a tener en caso de no usar tratamiento, consiguiendo de esta forma que el número total de dioptrías al final del desarrollo sea menor. Su uso es diario, pero el niño debe quitárselas para dormir, ya que son desechables.
El primer paso para la aplicación de este método es acudir a una revisión oftalmológica integral y, tras esta, el oftalmólogo explica a la familia y el niño todas las indicaciones de uso de las lentillas.
Una vez iniciada su aplicación, se realiza una evaluación del avance de la miopía mediante el estudio de la refracción ocular, biometría y longitud axial para comprobar si se está ralentizando o deteniendo la progresión de la miopía.
Gotas de atropina
Las gotas de atropina es otro de los procedimientos terapéuticos más utilizados para paralizar el avance de la miopía en niños. Se trata de un colirio que se aplica diariamente antes de dormir y que impide la acomodación del ojo a lo largo del día.
En general, este método suele dar buenos resultados, aunque es posible que provoque efecto rebote y la miopía crezca de golpe si se dejan de aplicar las gotas. Ante cualquier caso, debe ser el oftalmólogo el que estudie el caso concreto del niño y le recomiende lo más adecuado para él.
Tiempo al aire libre
Los hábitos del día a día también son un factor importante para frenar la miopía en los niños. Es recomendable, tanto para prevenir como para disminuir el avance de la miopía, que el niño realice frecuentemente actividades al aire libre.
Así pues, de la mano de estos hábitos, también es aconsejable que el niño no abuse del uso de pantallas de móviles, tabletas u ordenadores.
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Preguntas frecuentes sobre la miopía en niños
Si después de leer el artículo todavía te quedan dudas acerca de la miopía en niños, a continuación te dejamos algunas de las preguntas frecuentes que nos hacen nuestros pacientes en consulta y hemos recopilado para nuestros lectores.
Si tienes cualquier otra duda escríbela en los comentarios y completaremos el artículo:
¿Qué pasa si un niño tiene más miopía en un ojo que en otro?
La miopía, al igual que el resto de defectos refractivos, puede desarrollarse de forma asimétrica entre un ojo y otro. Cuando un ojo tiene más dioptrías que el otro, el sistema visual no está compensado y el cerebro no puede fusionar ambas imágenes.
En estos casos, el cerebro tiende a anular el desarrollo de uno de los dos ojos y puede dar lugar al ojo vago o ambliopía. Por eso, es importante que el niño reciba de forma temprana un control de la miopía.
¿Se puede prevenir la miopía en niños?
Dependiendo del tipo de miopía puede prevenirse o no. En el caso de la miopía simple sí que se ha comprobado que ciertos hábitos pueden provocar el desarrollo de este defecto refractivo en los niños.
Estos son los hábitos que se recomiendan para prevenir la miopía en niños:
- Hacer actividades al aire libre
- Descansar tras hacer esfuerzos visuales
- Parpadear con frecuencia
- No abusar del uso de pantallas
- Mantener una iluminación correcta
- Alternar actividades de visión de cerca y de lejos
¿Por qué se debe prevenir la miopía en niños?
Los hábitos anteriormente mencionados para prevenir la miopía no aseguran que el niño no vaya a desarrollarla en el futuro.
No obstante, es recomendable seguir estas pautas, pues siempre va a ayudar a la disminución o ralentización del avance de las dioptrías.
¿Cuándo es preocupante la miopía en niños?
La miopía es muy común en los niños y no tiene por qué suponer gravedad en un principio si es diagnosticada y tratada.
Cuando se trata de una miopía magna y el niño alcanza un nivel mayor a 8 dioptrías es cuando supone mayor preocupación, pues si no se frena puede conllevar otras patologías oculares más graves.
¿Qué pasa si no se corrige la miopía en la infancia?
Si no se corrige la miopía durante la infancia las dioptrías del niño continuarán aumentando y puede desencadenar en otras patologías oculares más graves.
En el caso de la miopía magna, es una de las causas más frecuentes de pérdida visual invalidante en pacientes jóvenes.
¿Por qué es más difícil detectar la miopía en niños?
Los adultos con miopía notan la diferencia entre cómo veían antes y su mala visión con miopía. Sin embargo, la mayoría de niños con miopía no saben identificar su problema visual o piensan que es normal, por lo que no se lo comunican a sus padres para acudir al oftalmólogo.
¿Existen lentillas que quiten la miopía en los niños?
No, las lentillas que se implantan para el control de la miopía en los niños tienen el fin de ralentizar o frenar el aumento de las dioptrías. Por tanto, no eliminan la miopía ya existente, sino que impide que sea mayor.
¿Las lentillas de control de miopía son lo mismo que la ortoqueratología?
No, la ortoqueratología consiste en unas lentillas nocturnas que modifican la forma de la córnea mientras se duerme para que durante el día el paciente tenga menos dioptrías y vea mejor. Estas lentillas son muy prácticas para aquellos niños que son deportistas de competición, por ejemplo, aunque supone un efecto rebote, ya que la córnea vuelve a adquirir progresivamente su forma habitual y cantidad de dioptrías durante el día.
Sin embargo, las lentillas de desenfoque periférico para el control de miopía se usan diariamente y no se emplean durante la noche. Este mecanismo es distinto, pues tiene como objetivo frenar el avance de la miopía del niño sin generar cambios en la curvatura corneal, por eso no tiene efecto rebote.
Contenido médico supervisado por el Dr. Rahhal
Licenciado en Medicina por la Universidad de Valencia, habiendo realizado la especialidad de oftalmología en el Servicio de Oftalmología del Hospital Clínico de Valencia. Fundador de Clínica Rahhal, centro pionero en España en cirugía refractiva.
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