El tracoma es una enfermedad ocular infecciosa causada por la bacteria Chlamydia trachomatis. Es una de las principales causas de la pérdida de agudeza visual prevenible a nivel mundial, y se encuentra mayormente en comunidades con condiciones sanitarias deficientes y falta de acceso a agua limpia.
La infección comienza como una conjuntivitis leve, pero si no se trata, puede progresar a fases más graves en la que se repita la inflamación causando cicatrices en el interior del párpado. Estas cicatrices pueden provocar que las pestañas se doblen hacia adentro (triquiasis), lo que genera un roce constante con la córnea y, eventualmente, daño corneal que puede conllevar una disminución de la agudeza visual.
El tracoma se transmite principalmente a través del contacto directo con secreciones oculares de una persona infectada, o mediante objetos contaminados como toallas. También puede propagarse por vectores, como las moscas, que tienen contacto con los ojos infectados.
Por tanto, es prevenible cuidando la higiene ocular y puede ser tratada en sus primeras etapas con antibióticos. En fases avanzadas, también se puede requerir de una cirugía reconstructiva del párpado, con la que se corrija el desplazamiento de las pestañas para evitar daños mayores y preservar la visión. Y, en casos en los se haya producido daño corneal avanzado, se recurre a tratamientos láser o trasplantes corneales.