La retinosis pigmentaria es una enfermedad ocular hereditaria caracterizada por la degeneración progresiva de las células del ojo (fotorreceptores), lo que reduce su capacidad para percibir la luz y, en consecuencia, la visión.
Los primeros síntomas que se manifiestan con la retinosis pigmentaria son la dificultad para ver en ambientes oscuros (nictalopía) y la pérdida del campo visual, comúnmente conocida como visión en túnel. Sin embargo, a medida que avanza, puede comprometer también la visión central y conducir a una ceguera parcial o total.
La retinosis pigmentaria no se puede curar, pero sí que existen tratamientos como el uso de ayudas visuales, suplementos vitamínicos y terapias genéticas pueden ayudar a retrasar su progresión y evitar complicaciones más graves.
