Investigadores de la Universidad del Sur de California, han desarrollado un interesante estudio en el que ha quedado reflejada la increíble adaptabilidad de nuestros movimientos oculares para conseguir ver aquello que queremos, mucho más allá de lo que se pensaba hasta ahora.
Para ver un objeto con nitidez, nuestros ojos se mueven de forma que los rayos de luz procedentes de dicho objeto entren a través de nuestra pupila y alcancen el punto de máxima agudeza visual en nuestra retina, la mácula, cuyo punto central se denomina fóvea. En esta zona es donde se encuentran el mayor número de conos (fotorreceptores encargados de la visión) y por tanto, donde podemos apreciar el detalle de los objetos con más claridad. Es por ello que al fijarnos en un punto, lo vemos con una gran nitidez (los rayos lumínicos procedentes de dicho punto alcanzan la mácula), mientras que todo aquello que lo rodea presenta una claridad mucho menor (los rayos lumínicos de los alrededores alcanzan la retina en puntos diferentes a la mácula).
En patologías que afectan a la mácula, en las cuales desaparece la visión central, lo cual se manifiesta con un escotoma central, y la visión comienza a ser borrosa, la adaptabilidad de nuestro sistema de motilidad ocular cobra una gran importancia. Es el caso de pacientes con DMAE (degeneración macular asociada a la edad), la cual constituye la causa más frecuente de ceguera bilateral en países desarrollados en personas mayores de 60 años. Otros ejemplos de degeneración macular incluyen las maculopatías tóxicas, es decir, aquellas causada por fármacos como antipalúdicos (empleados en el tratamiento de la malaria) o fenotiacinas (empleadas como antipsicóticos), o la miopía degenerativa en la cual puede producirse daño macular a causa de las elevadas dioptrías de un paciente.
El estudio
En el estudio llevado a cabo, los investigadores constataron que personas sin patología ocular muestran una rápida adaptación a la deprivación temporal de su visión foveal, tomando algún otro punto periférico de la retina como su nuevo “punto de máxima visión”. A las personas que fueron incluidas en el estudio, se les bloqueó con un disco su punto de visión foveal (simulando así una patología macular), obligando al ojo a encontrar nuevas rutas para poder fijar la mirada en el detalle de los objetos, mientras se les pidió que realizasen ciertas tareas que requerían de trabajo visual. Al cabo de unas horas, los individuos mostraron un reajuste increíblemente rápido de sus movimientos oculares para enfocar los objetos de interés en su nuevo “punto de máxima visión”. Este reajuste persistió durante varias semanas después del estudio, recuperando los participantes posteriormente su visión foveal, y siendo capaces de retomar su nuevo punto de máxima visión cuando su visión foveal se viese bloqueada.
Las conclusiones de este estudio son por tanto muy esperanzadoras para todos aquellos con patología macular, pues queda patente que mediante el entrenamiento adecuado podría acelerarse la rehabilitación en estos pacientes.
Muy interesante artículo. Es increíble la capacidad de adaptación de los seres vivos, en este caso con el sentido de la vista. Es una cuestión de superviviencia teniendo en cuenta que ese sentido supone el 60% del peso de lo que necesitamos para desenvolvernos en nuestro entorno.