La iridociclitis es una inflamación ocular que afecta simultáneamente al iris y al cuerpo ciliar, que produce el humor acuoso y contribuye en el buen funcionamiento del cristalino. Ambas estructuras forman parte de la úvea, por eso esta afección se clasifica como una forma de uveítis anterior.
Puede desarrollarse iridociclitis como resultado de infecciones, enfermedades autoinmunes o traumatismos oculares, y se manifiesta con síntomas como dolor ocular, enrojecimiento, sensibilidad a la luz (fotofobia), lagrimeo excesivo, visión borrosa y, en algunos casos, disminución de la agudeza visual.
La iridociclitis puede ser aguda o crónica y, si no se trata adecuadamente, puede causar complicaciones graves, como el desarrollo de cataratas o glaucoma. Su tratamiento se centra en reducir la inflamación mediante el uso de colirios antiinflamatorios y midriáticos, además de abordar la causa subyacente para prevenir adherencias entre el iris y el cristalino que puedan producir daños permanentes en la visión.